sábado, 5 de mayo de 2018


                                               Los Amores de Gaona _ Loreley

Rodolfo Gaona
Rodolfo Bernal Gaona (22 de enero de 1888 - 20 de mayo de 1975), "El Califa De León", matador de toros mexicano.
Nacido en León de los Aldamas, Guanajuato, el 22 de enero de 1888, fue inventor de la gaonera y del centenario (como una gaonera pero con la muleta y por el lado derecho). Se le considera uno de los toreros más elegantes de la historia. Sus padres fueron Roberto Gaona y Regina Jiménez.
Debut en México: 1 de octubre de 1905 en la plaza de México D.F.
El 31 de mayo de 1908 en Tetuán de las Victorias (Madrid) con toros de Basilio Peñalver, siendo su padrino Manuel Lara "El Jerezano", que le cedió el toro "Rabanero". Tras varias actuaciones en la capital de España, esta se rindió a los pies del joven y apuesto torero azteca, que poseía un talento especial para el toreo que le sirvió para convertirse pronto en una figura que alternaba en los carteles con los mejores toreros de la época.
Confirmación de alternativa: 5 de julio de 1908. Su padrino fue Juan Sal López "Saleri", que le cedió el toro "Gordito" de Juan González Nandín. Actuó de testigo Tomás Alarcón "Mazzantinito".





El atractivo de Gaona con las mujeres

Rodolfo Gaona dominaba todas las suertes. No sólo fue un gran banderillero, sino que con el capote dejó para la historia su peculiar firma con las famosas "gaoneras". Con la muleta mostró grandes cualidases artísticas, aunque tuvo grandes altibajos con el estoque, que le privaron de muchos triunfos a lo largo de su prolongada estancia en España. El crítico taurino Don Quijote dijo de él: "Fue Gaona un torero elegante a lo Lagartijo, a lo Fuentes, con menos afectación y más naturalidad que este". Cossio lo calificó coo "la suprema elegancia, la elegancia personificada". y según comentaba, a ello le ayudaba su esbelta figura, bien proporcionada, armónica como pocos toreros tenían. Rodolfo Gaona fue un hombre apuesto y guapo, con un toque de exotismo y distinción que atraía a las mujeres como moscas. Actrices y cuplitistas de aquel Madrid de principios del siglo XX se sintieron atraídas por el torero. Tuvo incluso una novia antes de conocer a la actriz Carmen Ruíz Moragas, también perteneciente al mundo del espectáculo, la cupletista Paquita Escribano que en aquellos años compartía cartel con las famosas Adelita Lulú y La Goya. Paquita Escribano era una mujer de extraordinaria belleza y probablemente quiso más al torero azteca que la mujer con la que desgraciadamente más tarde se casaría.
La actriz Carmen Ruiz Moragas, además de bella y hermosa, fue una mujer de una gran cultura. Actriz capaz de interpretar papeles en francés e inglés perfectamente, algo que pocas actrices de la época podían hacer. Mujer de una gran personalidad que deslumbraba a los hombres, pues reunía en su persona no sólo belleza sino elegancia y talento escénico. Tanto, que pronto llamó la atención del Rey Alfonso XIII que se enamoró de ella perdidamente al primer golpe de vista. Carmen Ruíz fue desde 1916 y durante toda la década de los años veinte, el gran amor del Rey Alfonso XIII, que aunque trotaba de lecho en lecho, encontró en el de Carmen Ruiz Moragas la pasión que era incapaz de despertarle la propia reina Victoria Eugenia, la transmisión de la hemofilia que ella trajo al matrimonio fue el pecado que el Rey jamás le perdonó a la Reina.




Las relaciones entre la actriz y el Rey debieron comenzar 
en el otoño de 1916, justo al comienzo de la temporada teatral. El monarca español tuvo una gran afición por el teatro y los espectáculos, paralela a la que sentía por las actrices y las cupletistas, y allí en el teatro sintió esa poderosa atracción por Carmen. Los padres de la actriz Lenadro Antolin Ruíz fue Gobernador Civil de Granada y Mercedes Moragas, un mujer rica de Málaga, conocedores de la relación de su hija, hicieron cuanto pudieron por apartarla del entorno del Rey y pensaron que el matrimonio de su hija impediría que se convirtiera en una más de las amantes del Rey.
En España tenía aún pendiente un pleito importante como era su divorcio definitivo con la actriz. Vino a Madrid con intención a finales de la República en el año 1936 para solucionar este problema, pero hizo el viaje en balde ya que la actriz Carmen Ruis Morgas murió el 11 de junio de 1936 poco antes del comienzo de la Guerra Civil, cuando contaba con la edad de 38 años. Murió a causa de un cáncer uterino del que fue operada quirúrgicamente sin éxito. Sobre su muerte y el inmenso amor que el Rey le profesaba, cuenta su hijo Leandro Alfonso en uno de sus libros, que su madre Carmen Ruiz Moragas cuando estaba en estado agonizante, le encargó a su ama de llaves que cuando falleciera le untara sus labios de vez en cuando con canela y yerbabuena, pues estaba segura de que Alfonso vendría a despedirse de ella. Así ocurrió unas doce horas después de la defunción. El Rey Alfonso XIII que se encontraba exiliado en Francia, cruzó de madrugada la frontera por Bayona en el más absoluto secreto y fue hata Madrid a despedirse de su amada. Una vez en casa de la actriz, sólo y en silencio, postrado ante su cadáver la besó en los labios y rezó con amargura por el alma de la mujer a la que más amó. Unas horas más tarde y con mucha discreción volvió a salir de España, sin que nadie hubiera notado su presencia en Madrid











Los toreros, por norma general en aquellos años, eran admirados y asediados por mujeres de distinta condición, incluso tienen fama aún de donjuanes y de burlar a las mujeres, pero a Rodolfo Gaona, le tocó al aparecer la otra cara de la moneda y en este caso la moneda tenía la imagen del Rey Alfonso XIII, cuya mano entonces llegaba lejos.



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